sábado, 12 de mayo de 2007

294 Doble personalidad

Tintero Virtual: CERTAMEN nº 294
Como dicen los políticos, agradezco a todos y a todas (los que me votaron y los que no) su decisión, para seguir trabajando y resolver los problemas de los ciudadanos y ciudadanas.
¡Dios, hasta releerlo es asqueroso!
Bajemos a un terreno más humilde y sincero. Gracias. Es un placer dar salida a una nueva edición del Tintero, para lo cual propongo el siguiente motivo: DOBLE PERSONALIDAD.
Saludos.

jmlvfalco 04/05/0708:10


  • FIN
Todo se mueve ralentizado. El tiempo se acaba, llega la noche y yo muero.
Balbuceaba incoherencias en el alféizar de la ventana. Miraba al cielo y luego al suelo mientras mecía sus piernas que colgaban al vacío. Funambulista y actor que se tambalea sobre la cordura, pero esta vez sin las máscaras que su subconsciente forjó antaño. La ficción se había resquebrajado y la vida le resultaba demasiado cruda para aceptarla, nó, ya no podría, el mundo se presentaba ajeno e inmanejable. Era ya muy tarde, atrás quedaba el Yo y el él, atrás quedaba un cuento sin final, atrás quedaba la mentira y la realidad.
Demasiada heroína, no podía hablar. Pero quería decir a la ciudad muerta que pronto se reuniría con ella. Quería decirle que ya no sentía ni frío ni calor. Negro Blues fluía de su mente atravesando su cerebro podrido por las drogas, penetraba su cabeza buscando un solista en el coro de ecos dolorosos que era su memoria: Su familia perdida, la guerra, las masacres, la muerte, y su caída al infierno en vida... demasiados para que un solo recuerdo cantara su réquiem antes del fin definitivo. Quería terminar para siempre con el horrísono maelstrón de voces que devolvían su dolor igual que la marea trae los cadáveres desde ultramar. Se conformaba con que uno sólo, un solo recuerdo, por terrible y devastador que fuera, lo atormentara esa noche. El último recuerdo. La ola que barre el resto de olas. Un pensamiento que resumiera a los demás. Solo quería que ahora, en el momento de su muerte, sus demonios dejaran de gritar y le susurraran al unísono el secreto de su vida. Escuchó.
Y Callaron. Se hizo el silencio en la calle, el silencio se hizo en su interior. Escuchó a sus demonios. Los escuchó. Escuchó hasta que la madrugada anunció el inminente amanecer pintando de gris las sombras. Escuchó, pero no oyó nada. Nada. Oyó nada. Oyó la nada. Nada decían. No había secreto en su vida. Nadie cantaría para él. No había otra cosa en su pasado mas que dolor y... Nada. Esa era la verdad.
Amanecía. El sol nacía mientras él moría. Lo miró fijamente sin sentir dolor en sus ojos. Dejó que sus piernas resbalaran hacia abajo, luego su cadera, su espalda, luego todo su ser cayó hacia la nada. La nada de la que vino, la nada que fue, y la nada que sería.
La caída no fue todo lo limpia que debiera. Se golpeó en su vuelo contra balcones, árboles y alguna farola. No debió haberse dejado caer. Dejarse caer en vez de saltar... increíble, rey de cobardes entre los cobardes. En fin, ahora estaba tirado en el asfalto, con la sangre escapando de sus heridas como la vida escapaba de su alma.
Un solitario copo de nieve descendió iluminado por las primeras luces de la mañana. Bajó lentamente, vestido de luz, como un orgulloso abanderado en un desfile de nieve. Se posó en su frente... Lo notó... un beso de frío. Sus ojos no veían luz alguna, no había movimiento, ni sonido, ni dolor, solo...Frío. Un frío helador, constante, vasto como la mar. Un frío que se extendió suavemente por todos sus miembros, paralizándolos, fundiéndolos con el suelo... ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía. Estaba preparado. La nieve comenzó a cubrir su cuerpo. Todo parece silencioso cuando los copos caen mansamente desde el cielo. El tiempo parece detenerse, el mundo parece querer dormir, parece desear descansar por fin, parece latir más lentamente, parece...
morir.

Revontulet 04/05/0711:51



  • El taxi
Marisa sabía que tenía que camuflar su personita exuberante de alguna manera y, a toda prisa, se echó encima una gabardina estrecha con manchas de café con leche y unas gafas negras-negras de playa, se alisó con agua su matojo de pelo amarillo, se ató un moño y sonrió. Ya estaba. Lisa como una buena espía. El botón de arriba de la gabardina no resistió la presión de los pechos y se cayó. El escote se abrió y los dos montes ceñidos por el suéter morado quedaron en entredicho. Qué colorido, qué potencia. Marisa frunció el ceño. No importaba, no podía perder tiempo.
Salió corriendo a buscar un taxi que la llevara hasta casa de su amigo. Había que aprovechar mientras él estuviera en el trabajo para ver quién era “la circunstancia” esa con la que vivía.
Un taxi dobló la esquina y se paró.
— ¿A dónde?
— ¡A la calle Torretas, veinticinco!
— Suba —le dijo el viejo, observando con ojillos contentos las piernas largas y gordezuelas de la chica que se escapaban de la gabardina hasta los muslos mientras ella trepaba al asiento. Le pareció un atisbo de bragas coloradas y él era muy sensible a la lencería. No pudo resistir la tentación—. ¿Hacemos una parada intermedia? Ya sabes, una cosita ligera en cualquier lado… Llevo tarjeta, si admites… —insinuó sonriendo.
— ¿Cómo dice? —se extrañó ella. ¿Cómo iba a hacer paradas, con la prisa que tenía?— Lléveme usted derecho y sin entretenernos, antes que empiece a llover.
— Usté dispense y disimule —el taxista se llevó la mano bajo la vieja gorra a cuadros y se rascó la oreja arrugada. Qué prisa tenían hoy día las mujeres de negocios, hasta las de "esos" negocios, hay que ver qué barbaridá… —. ¿A la calle Carretas, me ha dicho?
— ¡No, no! ¡TORRETAS! —le aclaró Marisa gritando. El hombre debía ser sordo y por eso le había entendido que la tenía que llevar a la calle de la putas, la conocida Carretas, centro del centro del ‘comercio justo’ de la ciudad. De ahí sus peculiares salidas de tono.
— ¡Oh, perdóneme! ¡Como la he visto así vestida! —el taxista volvió a echar una ojeada a las piernas hermosotas de Marisa con sus medias amarillas. Ella se tapó de un manotazo—. En fin, dispense.
Y cambió de dirección zigzagueando por el tráfico.
Marisa se recostó furiosa en el asiento. ¿Cómo que “así vestida”? ¿No iba bien? ¿No iba discreta? ¿No iba pasando desapercibida?
La gabardina café con leche se le ceñía a las curvas apretada y arrugadamente, con esa naturaleza desidiosa y burlona de las gabardinas viejas, y el trajecito morado cantaba por el escote y por la abertura de las piernas, y luego las gafas negras y las medias amarillas…
Marisa dejó escapar una lágrima. No, no iba bien. Eso es lo que le pasaba, que por mucho que ella fuese una chica maja, con buen corazón, trabajadora, siempre amable, incluso divertida… no dejaba de ser un poco macarrilla por la parte de fuera del aspecto, y los hombres finos, como su amigo, siempre preferían convivir con una “circunstancia” fría y tiesa como un maniquí de escaparate, una gata con uñas como navajas que le tenía a raya y le arañaba el alma cada vez que él intentase acercarse buscando calor, tan helada que él tenía que agenciarse una Marisa tonta en otra parte para llorarle sus penas… pero gata absolutamente presentable para los amigos.
La ciudad pasaba rápido, empezó a llover.

BLANKA-L 05/05/0711:31



  • Las dos almas
Siento mucho frío. Me siento extrañamente mal. Me pongo calcetines cuando hace escasos segundos andaba descalzo por la casa. Me visto con un pijama que parece un chándal, aunque detesto estas dos prendas y las considero las más aborrecibles de cuantas existen en un fondo de armario cualquiera.
Pero eso es lo desconcertante de esta siamesa personalidad dual que me atormenta y me habita. Lo que anhela una cabeza, lo aborrece la otra, como si dentro de mi pugnaran dos "yoes" hegemónicos en vez de áquel único que defiende el doctor Cardoso disertando ante Pereira sobre una supuesta confederación de almas dentro de cada uno de nosotros y un "ego hegemónico" luchando denodadamente por dominar en "Sostiene Pereira" de Antonio Tabucchi.
Es más, yo no encuentro en mi tal confederación de almas. Mi personalidad es genuinamente maniquea ya que esos dos tipos que me poseen se expresan siempre en términos de bien y mal, lo que es correcto o incorrecto, lo que debe hacerse o no. Se eternizan discutiendo dentro de mi chola como si mi cerebro fuese un cuadrilátero en el que tienen lugar encarnizados torneos de combate y boxeo. Estos dos púgiles francamente me tiene más que harto. Él uno me asquea por débil, pusilánime y timorato. El otro por bravucón y pendenciero. Del primero temo sus inhibiciones. Del segundo sus aviesas y arteras conductas. ¿Cómo explicar a los demás que en realidad no me identifico con ninguno de los dos? El primero es el que ama a mi mujer, a mis hijos. Incluso perdona los desmanes de la suegra. El segundo planea matarlos a todos con nocturnidad, alevosía y pérfida traición, a sangre fría y sin piedad. Temo volverme loco.
Ahora están en boga los psicólogos y psiquiatras. Tal vez un día de estos me arme de valor y acuda a la consulta de algún loquero cualquiera, aunque sinceramente no creo que mi mal tenga cura y remedio.Vivir con estos dos tipos locos dentro de mi es una sinrazón absoluta. Antes consideraba a los demás mediocres. Ahora sencillamente los envidio porque los veo como personas normales. ¡Bendita normalidad! ¡Qué diera por ser como ellos!

gemmayla 05/05/0718:57



  • Las gemelas
LAS GEMELAS
Es de lo más patético. Quedar mal ante un grupo al que aprecias es como recibir un golpe fuerte en el estomago al mismo tiempo que aspiras el aire puro de la mañana. Contando con que sea puro, claro está. Llevaba algún tiempo anunciándoles que iba a participar en ese juego de titanes con la intención de dejar algo de mí, pero cuando cada noche dejaba en mi papelera la hoja del día vencido, la señal de lo pendiente permanecía inalterable.
¡De hoy no paso!, me dije. ¿Y qué digo?, me pregunté. Es ya la media tarde y anoche dormí mal: la mañana ya ha pasado y ha sido una de esas que pasan sin decirte nada. Mejor ignorarla; para qué, si luego no va a hablar de ti, y cuando tenga el móvil en sus manos te borrará de su agenda.
¡Es patético! ¿Habrá alguien más inútil que yo, que sin tener nada que decir, se atreva a decir algo?
Me vienen al recuerdo dos hermanas mellizas y de muy buen ver: una era de ciencias y la otra de letras. Y cuando tenían algún compromiso social, iba la que más convenía, según de qué fuera la cosa para quedar a gran altura, de acuerdo con su alta posición social. El recurso lo empleaban con frecuencia, como un don a utilizar, como las dos caras de una misma moneda, como una doble personalidad fraudulenta.
Cualquiera de las mellizas era genial, al menos es lo que se decía. Y aunque una era trágica, la otra sentimental. La primera tenía algo de alegre pero su hermana lacrimosa. Y pese a tantas sutilezas, lo hacían con tanta gracia y proverbial habilidad que nadie descubría el engaño. De ahí mi gran frustración, la de ser hijo único, porque de tener un hermano, y además escribir bien, en mi agenda no habrían cruces pendientes; y lo de patética, quedaría para esta mañana insociable, antipática y seca que ha pasado por mi vida sin decirme un amén.

nuki60 05/05/0723:09



  • Siempre te soñaré

Es el bueno quitar el anterior

-Te necesito mujer.
Y me asomo a la ventana esperando
Encontrar tu voz, pero no está.
Las ramas de los árboles
Como notas de un pentagrama te cantan
Escrito está en el viento que,
Aunque tú no estés,
Te amo y te amaré mujer.
Te deseo y te desearé
Y siempre te soñaré.
Laura encontró el poema sobre su cama. Lo leyó una y cien veces sin entender, pero en sus labios mantuvo una sonrisa. Se desnudó y acostándose le llamó.
-¿Vienes a la cama cariño?.
-Ahora voy Laura, quiero terminar hoy este libro.
Tumbada sobre su espalda, Laura cerró los ojos y pensó en él.
Cuatro años viviendo juntos; cuatro años de amor y odio, de paz y guerra, de días interminables de pasión que le compensaban aquel continuo cambio de carácter. Tantas noches sin volver. Tantos días viéndole llegar, con esa sonrisa bajo los rubios y despeinados cabellos que la dejaban indefensa y, sin excusas, sin respuestas, como olvidado el tiempo perdido, la tomaba en sus brazos y de nuevo, embriagada por su olor, su mirada, su pasión, se dejaba amar y amaba como nunca pensó que pudiera hacerlo.
Pensó en él. Diez años de experiencia le separaban. Amigo de su nueva amiga del trabajo, hombre culto, de letras, catedrático de Historia y sobre todo escritor. La vio, se acercó a ella y tomándola por el brazo le comentó al oído.
-Mucho has tardado en aparecer; ahora tendremos que recuperar el tiempo perdido- la miró a los ojos y por primera vez comprobó el efecto que en ella, a partir de ese momento, haría siempre su sonrisa.
Jugaron a enamorarse y Laura se enamoró. ¿El? Nunca pudo entrar en su mente, siempre cerrada a ella y a los demás, pero pudo comprobar cómo sus pensamientos volaban a enorme velocidad; vivía al doble de velocidad que ella, tocando infinitos temas al mismo tiempo, memoria prodigiosa hasta aquel primer día en el que, esperándole para cenar, no apareció. Lo hizo a los dos días y sonriéndole, la tomó entre sus brazos e hicieron el amor. Una, dos…
Comenzó un hormigueo en sus pies, al mismo tiempo que su espalda dejó de sentir la blandura del colchón y lentamente se fue durmiendo.
Javier terminó el libro y colocándolo cuidadosamente sobre la estantería se acercó al dormitorio. La vio dormida y sonrió mientras se acercaba a ella. Al hacerlo, pisó el papel donde le había escrito el poema y su cara, al comprobarlo, se transfiguró. Tomó el papel en su mano y arrugándolo como queriendo hacerlo desaparecer, lo tiró con violencia a un lado.
Se acercó a la cama y con su almohada le tapó la cara, presionando con todas sus fuerzas. Al minuto, el cuerpo de Laura comenzó a convulsionar, uno, dos, tres minutos largos duró el estertor de la muerte.
Terminada su obra, Javier salió del piso.
A la mañana siguiente, de nuevo entró en su casa y la llamó con cariño
-¿Laura, aun estás durmiendo…?

INCONGRUENTE1 06/05/0721:12




  • Un caso muy extraño
Julián, todavía adolescente, hacía 4 meses que salía con Lucía, y habían sido los 4 mejores meses de su vida. Lucía era su primera novia, y era encantadora, simpática, alegre, bella, cariñosa, romántica, su sueño de mujer de siempre. Salían a menudo y siempre era un día completo, redondo, días que ojalá nunca terminasen. Pero, siempre hay un pero, Julián, sin poder recordar exactamente cuándo, ni saber porqué, había notado que Lucía sufría de extraños cambios de humor o estado de ánimo.
Sí, unos días era la Lucía de siempre, y al día siguiente otra nueva Lucía, más triste, más distante, más fría, introspectiva, como tímida. Julián no lo lograba entender, pero a medida que pasaban los días, la historia se repetía y si ahora salía con Lucía la de siempre, al día siguiente salía con la nueva Lucía, la que casi no hablaba ni reía, ni quería jugar con él, y se mostraba distraída y fría. Pero al día siguiente del siguiente, volvía a ser Lucía la alegre, la cálida, la que le enamoró y a la que tanto quería. Y pasó un mes, y los días se sucedían así, y Julián no podía más, y decidió preguntarle a Lucía, en uno de sus buenos días, qué era lo que pasaba, a qué se debían esos cambios de ánimo o de humor, que si bien ahora eran menos pronunciados, seguían produciéndose, y si había algo que él no supiera y le quisiera contar. Lucía, sorprendida, añadió que sí, y le prometió a Julián una explicación. Sería el sábado, a las 12.00, en la cafetería donde se conocieron.
Y allí fue Julián, el día y la fecha previstos, y entró en la cafetería, y buscó a Lucía, y la encontró, y de repente, al verla, empezó a entender. Se sentó con ellas, y Lucía le presentó a su hermana gemela Lourdes, que le dijo, era muy tímida, y no tenía confianza en sí misma, y necesitaba su apoyo y su ayuda, y que es por eso, que algunos días, cuando Lucía no podía quedar con Julián, por los exámenes, era Lourdes la que acudía a la cita, para que así Lourdes, oculta bajo el disfraz de Lucía, perdiese su timidez con los hombres, y se acostumbrase a estar con ellos, y viese que no había nada que temer, y se abriese más a la vida y a disfrutar de ésta. Lucía le dijo que quería mucho a Lourdes, y que la apenaba mucho verla tan sola, tan insegura, y se le ocurrió la idea, pero que sentía mucho lo ocurrido, y que lo ocurrido no se volvería a repetir, y que le quería muchísimo a él, a Julián, y que todo volvería ser como antes. Julián, pensativo, absorto, miró a Lucía, y luego a Lourdes, y le preguntó a ésta última que todavía no había abierto la boca:
- ¿Y tú, Lourdes, me quieres? Di.
Y ella le respondió que sí, al principio algo tímida, pero luego más resuelta y sonriente, devolviéndole su mirada, y respondiendo a su apretón de manos con una caricia, y saliendo juntos del local, sin mirar más atrás.

indahaux 06/05/0723:21



  • Afeitarse sin espejo
Llega una edad en que no puedes permitirte el lujo de echar la vista atrás y arrepentirte. Más aún cuando al asomarte por una rendija de la puerta del pasado la boca se llena de un sabor amargo, el sabor del tiempo perdido y el aplazamiento constante.
Eso pensaba Luis el día de su cincuenta y cinco cumpleaños. Frente al espejo, las ocho y trece, el lavabo lleno y humeando, listo para la rutina de cada mañana. Entre el vaho estudiaba su rostro con detenimiento; intentaba reconstruir su cara de los veinte años pero era imposible. Al igual que era imposible detener su espíritu frente a la voluntad, el primero, con la fuerza de la derrota, se empeñaba en mortificarlo y la segunda, irresoluta y frágil, en huir hacia adelante. Un viento huracanado que jugaba a su antojo con las hojas de un árbol anciano.
Prejubilado. Mañana tendría tiempo para todo, y ese abismo de reflexión le producía un vértigo que lo tenía paralizado frente al espejo. Los pómulos caídos, las cejas pobladas de canas y una cicatriz en la mejilla derecha, único vestigio del pasado, un pasado limpio y ordenado, terriblemente tedioso, vacío. Una Cátedra, libros, ponencias, mesas redondas, admiración, respeto, elogios, críticas y después cuatro paredes en las que no hay nada más que un televisor mal sintonizado, demasiado polvo en las estanterías y el rastro viscoso y circular de una taza de café sobre la mesa.
Decía Borges que había cometido el peor de los pecados: no ser feliz, haber leído mucho y haber vivido poco. El bote de espuma rompió la devastación interior que asolaba a Luis. Se estrelló contra el espejo que, fragmentado, devolvió su imagen en decenas de miradas desoladas.
— Yo no seré Borges.
Abre los ojos e intuye en la penumbra las formas de su cuarto. Es domingo, pero da igual que fuera martes. Se levanta renqueante, entre los bramidos de aquella tos que no acaba de marcharse y con el peso del alcohol en la cabeza y en la lengua. Los oídos le zumban como un panal de abejas y a su mano le cuesta encontrar la luz de la mesilla, entre temblores y una vista cansada. Tan cansada que ha renunciado a verse. El lavabo humea de nuevo, diez años después. Es difícil afeitarse sin espejo pero ha logrado acostumbrarse. Ha aprendido a vivir de nuevo, una vida con nuevas pautas ordenadas al milímetro. Una peluca caoba y larga, medias y el bolso. Sólo faltan las llaves.
—Buenos días, Don Luis. —Hola Mario.
El portero es de lo pocos que no muestra espanto ni vergüenza. No ha perdido el tiempo en labrarse una reputación, en el enconado esfuerzo del decoro y las buenas costumbres, así que no se ha contaminado del espanto o la vergüenza de sus vecinos.
En el Parque del Oeste el sol cae a plomo. Se refugia bajo un plátano frondoso. En ocho años sólo ha hecho tres servicios, pero le gusta estar allí. Lo ama con todas sus fuerzas, estar entre aquellos hombres y mujeres, oír sus historias, su forma de contarlas, su despreocupación constante y la inconsciencia del fantasma de las apariencias, del riesgo e incluso de la muerte.
—¿Qué tal Don Luis, corazón mío? ¡Qué guapa viene hoy! ¡Y qué alegría en el cuerpo, mi amor! —Hola Yazira, gracias. Hace un día espléndido. ¿Qué tal tu hijo? ¿Lo sueltan o no? —Ay no sé, mi vida... Ya no sé, casi prefiero que lo dejen ahí, donde está. —No digas eso, mujer. Deberías hablar con él, ir a verlo. —Usted siempre tan amable, Don Luis. —¿Sabes, Yazira? Hoy cumplo sesenta y cinco años. ¿Qué te parece? —Que cada día está más guapa.
Luis sonríe, se apoya en el grueso tronco, cierra los ojos y respira la alegría de la vida.

PietroCrespi0 7/05/0711:53


  • El Tablero.
“EL TABLERO”
Le llamaban “El Tablero” porque su vida estaba formada de negro y blanco, de claro y oscuro. Los más cotillas del lugar hablaban de él con medias palabras, como para entendidos, tú ya me entiendes.
El caso es que "El Tablero" fue un grandísimo hijoputa en su actuación. Alguien debió decirle que el pasado nunca es del todo pasado porque está en cada uno y vuelve cuando alguien lo menciona. Pero nadie se lo dijo.
"El Tablero", un grandísimo hideputa, disfrutó cuando el dueño de su periódico apostó por él. ¿Cómo no iba a hacerlo si era su hijo bastardo? Ejercía como crítico literario. Sus críticas de libros, publicadas semanalmente en el Suplemento Literario bajo el seudónimo de "El Tablero", eran vitriolo puro, destilaban impotencia y frustración.
No se sabía de qué pero frustración al fin y al cabo. Su actitud respondía a aquello de si yo no por qué vosotros. No criticaba, destrozaba los argumentos de las novelas revelando la trama; no orientaba, marcaba con fuego. Nadie estaba exento de sus peores críticas que debidamente seudonimizadas llegaban al periódico con la anuencia de su putativo padre natural. ¡Qué iba a hacer él si todos hablaban del hideputa del crítico y eso aumentaba la tirada!
Pero, ay, el destino es juguetón. Un día alguien cometió el error, quizá aparente, de publicar su crítica con nombre y apellidos. El Tablero, desde entonces, desapareció del suplemento literario. Y la vida se le echó encima.
La vida del Tablero pasó inmediatamente a ser la de un fugitivo que se desplaza por las calles pegado a la pared de las casas y mira hacia atrás. Nadie le volvió a dirigir la palabra a pesar de sus permanentes disculpas, nadie le invitó a ninguna conferencia ni a tertulias literarias. Se convirtió en un tópico en las reuniones de los escritores: Eso no lo escribiría ni el Tablero.
Encaneció como una estopa, se escuchimizó como un sarmiento y sus ojos se hicieron huéspedes en sus cuencas. Los chiquillos lo zarandeaban al encontrarlo vagando en el parque andrajoso y orinado. Y hasta tuvo la mala suerte de que una paloma se le cagó en la frente.
Aún así urdió otra mentira para huir de su infamia. Fingió una ceguera que no tenía, compró un bastón blanco y caminó como un invidente. Le dio buen resultado de momento. Volvió a ser un desconocido.
Pero no le hizo falta fingir durante mucho tiempo. Su torpe caminar, fruto de la ceguera inexistente le llevó a sufrir un atropello mortal en un paso de cebra.
Nadie reclamó su cuerpo destrozado que sirvió para que los estudiantes de medicina bromearan con sus órganos genitales, ridículos, por supuesto.

ANDRESNIPORESAS 09/05/0718:35



  • “EL DOCTOR PATOSO Y MR. GARDEL”
El patoso de Pat Oso y Salazar y la bella Gertrudis Iturralde Guimaraes se habían conocido meses atrás cuando el primero, tras tropezar en el andén del tren había incrustado sus conejunos incisivos en los nuevos zapatos de cachemira de la segunda. Es curioso como una visita al zapatero de guardia y a un ortodoncista jubilado pueden unir tanto, pero lo cierto es que al cabo de unas semanas ya tenían fijada fecha para su boda religiosa. Por fin la bella Gertrudis haría realidad el sueño que le había perseguido desde su más tierna infancia: bailar un tango, a los acordes del “Borriquito como tú” el de día de su boda y, a ser posible, con su esposo.
Aunque al patoso de Pat Oso no le atraía nada aquello del bailoteo, ya que tenía los pies más planos que el encefalograma de una mortadela de pavo, lo cierto es que como bien dice el sabio refranero español “Más tiran dos ... que dos carretas”, así que terminó por sucumbir a los deseos de su amada y se matriculó en una “Escuela de bailes de salón, populares, modernos y subacuáticos”. Dicho establecimiento contaba con un gran prestigio entre los miembros más insignes de la farándula y era regentado por un otrora tanguero de fama internacional de nombre artístico “El pibe de las pardelas”, por su pasmosa facilidad para imitar, mientras bailaba el tango, el graznido de tales aves con la única ayuda de la cuenca de su ombligo.
Ya desde los primeros pasos que el patoso de Pat Oso dio a los compases del “El Lago de los Cisnes” el avispado profesor advirtió la enorme “cruz” que le había tocado cargar sobre sus enclenques hombros. Y, con la característica suavidad y tacto latinoamericanos le dijo:
-¿Qué pasa con vos, boludo?, ¡Tenés menos ritmo que las bragas de mi vieja!, ¡La piba no es pa pisála!, ¡No pisála!, ¡Acompañála!, ¡Acompañála!...
Pero todo cambió cuando el patoso de Pat Oso comenzó a practicar el tango. Fue en ese momento cuando “El pibe de las pardelas”, que perdía más aceite que el coche de Colombo, quedó prendado con su movimiento pélvico y no pudo más que, mientras se arrojaba a sus brazos, gritar a los cuatro vientos: ¡Pendejo!, ¡Que grande el enano!, ¡Vos sos mi Gardel!, ¡Éste.... todavía me tiemblan las cani”ll”as con semejante movimiento!, ¡Repetílo!, ¡Repetílo!
Lo último que se supo de ellos es que en una oscura noche se fugaron de la ciudad. Montaron un espectáculo de tango sobre hielo conocido como “El plantígrado Gardel y la piba de las pardelas” que fue representado en los principales cruceros de lujo que surcaron los mares del Sur.
Por lo que se refiere a la bella Gertrudis por fin hizo su sueño realidad. Cansada de esperar ante el altar al hombre de su vida, asió por la pechera al fornido cura del barrio y se marcaron un maravilloso tango a los acordes del “Borriquito como tú”. Hay quien dice que tras aquello el pueblo quedó sin cura, y la bella Gertrudis y su nuevo amor montaron un espectáculo musical conocido como “La bella y el bestia”, donde bailaban tango hasta el amanecer.

EXLUCIFER666 09/05/0720:03



  • RECUENTO DE VOTOS DEL T-294: Doble personalidad.

Salvo error u omisión, el recuento arroja los siguientes resultados:
Ganador: EXLUCIFER..........17 VOTOS
Finalista: BLANKA-L............10 votos.
Accésit: Pietro Crespi...........8 votos.
Enhorabuena a los vencedores y que nos pongan tema antes de que acabemos con la cosecha del 86...
Buenas Letras y a comentar.

ANDRESNIPORESAS 11/05/0700:05