domingo, 10 de junio de 2007

CCXCVII - La paternidad

TINTERO VIRTUAL CCXCVII - La paternidad
Sorpresa, sorpresa. Perdonad que cuelgue tan tarde el tema pero no me lo esperaba y no busqué tiempo para mirar las votaciones.
Muchas gracias a todos, esto sí que es llegar y besar al santo (o como se diga).
Bueno, como reza el enunciado, el tema que os propongo es el de la paternidad, el padre y su reto de ser humano ante la llegada de un hijo.
Repito, gracias y para todos muchas letras.
otro pobrecito hablador...

HABLADOR 25/05/0719:45



  • Estas mercancías ya han pagado aduana
Si casi no estamos dotados para la maternidad, para la paternidad menos. Y ahora a muchos toca ejercer de padre y madre a la vez, como áquel - acentuado por el riesgo inminente de anfibología - que un buen día fue a dar a un paseo con las manos vacías y alguien, un extraño, le echó a la espalda un pesado fardo cargándole con la responsabilidad de transportarlo pero sin decirle a dónde, cómo ni por qué.
Decía Kahlil Gibran que "tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la vida" ¡Joder! Entonces ya sé, fue la vida la que me soltó sobre los hombros la mercancía envuelta con lienzo embreado para que no sufra maltrato durante el traslado a una mayoría de edad segura -más segura para mi que para mis vástagos -, a una autonomía e independencia, a un título universitario quizás, a una oposición a Notaría tal vez, a un puesto de Técnico Informático pudiera ser. Este destino laboral incierto me hace temer que el fardo, la mercancía la he de guardar como oro en paño en una habitación de mi casa convenientemente acomodada para que no le de el polvo y el varapalo de la vida.¡ Descuiden por treinta o cuarenta años la guardamos a buen recaudo! Entiendan, no es que uno vea los hijos, esas reproducciones perfeccionadas de nosotros mismos como una cosa valiosa que se cuida y mima con primor y que algún día se teme perder, sino que se palpa, se siente, uno se huele -con un olfato de resignada percepción del humo que vaticina el fuego inminente -que no se perderá jamás. Uno compra un valioso jarrón de porcelana china para toda la vida, pero luego no entiende que cuando a los hijos se les expide el Documento Nacional de Identidad, no se les otorgue también el pasaporte con un billete de ida sin vuelta.
Seamos honestos. Esto de entender la paternidad como un tráfico de mercancías pesadas sin distinguir aduanas sólo pasa en este país, llamemósle España -creo que se sigue llamando así aún -. No se diferencia mucho un padre vasco de un catalán o de uno murciano. Vayas donde vayas, en cada casa hay una estancia reservada para guardar celosamente estos valiosos géneros - de algodón, de hilo, de seda...otros parecen más bien de metacrilato -que no son extraños huéspedes de un almacén cualquiera. No lo olviden señores, son sus hijos e hijas.
De la maternidad ya hablaremos en otra ocasión.
(A todos los padres del mundo con mucho cariño y que tomen esta charleta con sentido del humor y mucha paciencia y ánimo distendido)

gemmayla 26/05/0711:56




  • Paternidad
Era un hombre fácilmente localizable.
Ya fuera día festivo, o de labor, todos sabían que a Manuel se le podía encontrar en la barra de un bar, junto a un vaso de cerveza.
En el pueblo había diez bares, a ambos lados de la misma calle. Parecían puestos a propósito, por si alguien tuviera que ir dando tumbos. No era su caso. Las cervezas, todo lo más, le soltaban la lengua, y media docena de personas, que casi siempre le rodeaban, reían al ver cómo imitaba los gestos y dichos de algún ausente. Tenía buen carácter.
Tuvo cuatro hijos y dos hijas. Todos menos uno, el mayor, eran clavaditos a él; sus caras anchas de pómulos rotundos, y ojos claros y sus narices aguileñas, eran inconfundibles.” Tú eres de Manuel” solían oír cuando algún vejete se encontraba con uno de ellos. "Sois del mismo palo."
El tronco era Sebastián.
Sebastián, el padre de Manuel, había tenido también ese carácter alegre de joven, pero ya para los cincuenta y cinco, el vino y las copas le habían trastornado hasta tal punto que hubo que recluirlo en un psiquiátrico, de los que antes se llamaban manicomios.
Cuando le conocí, era el barbero; afeitaba a los internos que estaban peor que él, taciturnos, distraídos, o agresivos, según tocara el día. Nunca alegres. A veces, en los ratos de visita comentaba: “De la cárcel se sale, pero de aquí no.”
Tuvo y no tuvo razón. Allí terminaron sus días pero volvió al pueblo en coche negro, dentro de una caja, camino del camposanto.
Fue allí, hace treinta años, donde Luisa, la mujer de Manuel, quedó preñada, entre el ciprés y los robles, junto a la tapia.
Sólo ella y el cura saben quién es el padre.

ASOMBRILLADA 29/05/0719:39




  • ¿Y eso por qué?
La tierra prensada marcaba el camino entre una fila de álamos. Todos los días, cuando el sol recortaba los dientes de la sierra, Juan, con su flauta de caña retornaba al redil mientras dejaba escapar sus notas, sin menoscabo de su atención al pequeño rebaño que le precedía.
Juan tenía diez años y aquella flauta había nacido con él. Tallada por las manos curtidas de su padre, tan fuertes como hábiles, las que lanzaban guijarros al río junto a la alameda, y que a su busca, salía raudo el perro hasta encontrarlas con gran facilidad para devolvérselas fielmente a sus pies. Y tras aplastar su rabo, sentado sobre la tierra, quedaba quieto a la espera de un pequeño pedazo de queso. ¡Ahí va, Tazón, cógelo!
Pero esto sólo es un recuerdo. Desde muy niño, su padre le había hecho sopas con leche y pan, el primer alimento tras la hora de los maitines que compartían con el perro, el encargado de limpiar el cuenco como una patena desde el día que entró a formar parte de la pequeña familia del padre y su hijo, al qué llamaron desde entonces Tazón. La madre había muerto en la hora del parto, y Juan vivía solo en su vieja cabaña con sus apenas dos docenas de ovejas encerradas en una pequeña cerca, con la compañía inseparable de Tazón y su flauta de caña, con la oración y en el recuerdo de su padre, recientemente fallecido. Todo aquello era la herencia que había recibido a tan corta edad.
¿Sabría Juan la razón del porqué todo aquello era de su propiedad?
Cuando nacía un corderillo, Juan se alegraba sin más alcance que ver como iba aumentando su rebaño, y cuando un rayo partió en dos un álamo, al poco tiempo, del tronco cogido a la tierra, vio nacer sus primeros brotes.
¿Sabría Juan la razón de ver como nacían las cosas de su alrededor?
Juan hacía sonar su flauta y la melodía se perdía entre el ramaje sin que nadie pudiera escucharla, a excepción de su único espectador, el fiel Cazón. Las ovejas humedecían su hocico en la hierba y nunca fijaron su atención en los sonidos de la flauta, reaccionando sólo a los embates del perro guardián.
¿Sabría Juan qué era lo que salía de aquella flauta de caña seca?
Pasaron unos años, no muchos, y Juan descubrió que existía algo desconocido hasta entonces cuando vio que unos hombres talaban los álamos, huyendo con unos enormes balsas llegadas por el río.
¿Descubriría Juan que la explicación a todo aquello estaba en las curtidas manos de su padre, al que perdió tan pronto y del que sólo le quedaban preguntas sin respuesta y una flauta de caña?
Boscán

nuki60 30/05/0713:13



  • Carta del escritor a su hijo.
Me dijiste que querías sentarte a mi lado mientras escribo, que no me molestarías, te lo prometo, papá. Es lo que más me gusta en esta vida: tenerte a mi lado. Sentir que respiras, verte leer lo que escribo. Pero ya sabes, hijo, que escribir es un vicio solitario, que la luz es demasiada luz para concentrarse y que hasta la noche es poca noche para la soledad que busco.
¿Qué sería de mí si en algún momento me dieras un beso, silencioso, si tus labios mojaran con tu infantil saliva mis mejillas? No podría seguir trabajando, no podría seguir el hilo de la narración. Y ya sabes que los que escribimos vivimos obsesionados, nos gusta pensar que tenemos una misión. Sentimos un aislamiento total de un mundo que no aprecia nuestra labor como escritores. Somos raros. Nos pasamos un año sin salir de un cuarto oscuro con una lámpara central que ilumina un trozo de la mesa y allí sobre un papel blanco vamos dejando un reguero de letras. No sabemos si aquello será útil para alguien, si aparecerá en las librerías y algún lector lo acariciará en sus palmas o si irá a un cajón donde se guardan los olvidos.
Pero, hijo, Andrés, yo te he visto orgulloso de tu padre, te he visto silabeando las frases que he escrito y eso me ha llenado de orgullo. Un orgullo natural que me nace desde la sangre.
Escribir un libro es como crear un hijo; ya te lo he dicho alguna vez. Es un acto de amor hacia el lector al que le entregas tus pensamientos. Tú me entiendes, ¿verdad? Sabes de mis sacrificios para escribir, de las muchas horas que me paso en esta habitación encerrado por dentro y cómo un día me dejasteis un folio enganchado a la puerta anunciando que os ibais a la feria porque yo no quería venir con vosotros. Sí que quería, pero la escritura me tenía agarrado como un pegamento a la silla.
Tengo que escribir; ya lo sabes. ¡Cómo me gustaría tenerte a mi lado, escribir con una mano y acariciarte el pelo con la otra! Pero no puede ser. El proceso de creación es muy celoso y me obliga a tener todos los sentidos concentrados en la escritura.
Pero no dejes por eso de querer a tu padre, Andrés. Todo lo que hago es por ti y para ti. Cuando tengas un hijo lo comprenderás.
Te envío un beso muy grande y un abrazo.

ANDRESNIPORESAS 30/05/0722:29




  • Aurelio
Tan solo una vez Aurelio bajó del monte a la ciudad. El resto de sus treinta y seis años los fue dejando por riscos, majadas y prados de pasto, donde el pastoreo era la única salida. No echaba nada en falta, aunque poco tenía. Ni soñaba un futuro mejor en las innumerables horas de solitaria reflexión junto a las ovejas. Se encontraba tranquilo en su vida de pastor, viviendo con sus padres y un hermano mayor que, como él, se sentía feliz de llevar una vida tan austera como desprovista de sobresaltos.
Su padre y su hermano sí que bajaban a la ciudad un lunes al mes. Acudían al mercado agrícola de Gernika. Fieles a la tradición montaban en el viejo Land Rover y desaparecían camino abajo muy de mañana. Si a la vuelta regresaban por el camino asfaltado ya sabían, su madre y él, que la venta había sido buena y que venían cargados de provisiones. Si por el contrario aparecían entre la polvareda del camino de Nabarniz, se volvían a sus quehaceres tratando de olvidar el hambre que se les avecinaba.
La única vez que Aurelio estuvo en Gernika también fue un lunes de trabajo. Hubo venta, por lo tanto el padre estaba feliz y por ser la primera oportunidad en que bajaba con su hijo pequeño quiso recompensarle. Le dio unas pesetas y le dijo que las gastara bien, que no volviera a casa hasta el día siguiente y que si preguntaba en la calle de la Rua tendría cama y quién sabe si compañía para la noche. De aquel día poco o nada recuerda Aurelio. Sabe que entró en una casa de las llamadas de citas y sabe que bebió cosas de las que desconocía la existencia. Pero de cómo regresó al siguiente día al monte con los suyos no tiene idea.
Diez meses después de aquella experiencia y con ocasión de otro lunes de mercado, su padre volvió con noticias extrañas. Edurne, la hija de Juan Antxon Gasabe, había parido un niño en pecado, sin padre reconocido. Todos sabían que Edurne se dedicaba a la vida nocturna y por eso nadie quiso hacerse cargo del bebé. Pero el padre de Aurelio, tras coincidir con la madre y el niño, había encontrado un parecido sorprendente con su hijo y estaba convencido de que era su nieto.
Durante unos días Aurelio no hizo más que pensar en aquel vacío de su mente que no le dejaba recordar. Si era verdad que había estado con aquella mujer, si las posibilidades de que fuera hijo suyo eran suficientes, tendría que asumir la paternidad y reconocer al niño. Seguramente debería bajar a vivir a la ciudad, buscar un trabajo y casarse. La gente se reiría de él por haber caído en la trampa de una fulana. Lo más posible es que fuera un mal padre, que su hijo no llegara a entender cómo un inculto así podía ser su progenitor. Sería repudiado por la familia de ella, por ella misma y su hijo, y aún así su deber estaba por encima de todo. Asumió el cometido como conclusión y expiación de un error.
Éste arrojo se diluyó enseguida. Las bajadas de los lunes se fueron sucediendo y no se decidió a acompañar a su padre y a su hermano. Ya se contaban diez años desde la noticia. Su padre visitaba y ayudaba regularmente a su nieto y a la madre, pero al regresar a casa callaba y no contaba a Aurelio los progresos del pequeño en el colegio, ni lo rizado que tenía el pelo, ni el color avellana tan dulce que desprendían sus pupilas. Y es que su padre sabía el valor que había que reunir para afrontar la paternidad cuando se es pobre y miserable, y sabía también que su propio hijo no sería nunca capaz de aceptar aquella enorme responsabilidad.

HABLADOR 30/05/0723:36




  • El gigante
Decía mi padre que había un gigante que tenía tres hijas, que dormían con coronas de oro.
El gigante trabajaba en el bosque allanando tesos y abriendo senderos, y cuando terminaba se echaba una pinta onderrok de cervecita en la tapería que habían abierto unos trasgos australes debajo de un peñasco de granito, que les iba muy bien y tenían buena clientela de criaturas sobrehumanas y del inframundo. Era un sitio simpático donde se podía cantar. Por la noche, el gigante volvía contento a su casa y le extañaba la curiosa manera que tenían las cosas de duplicarse, donde antes había un roble ahora había dos, donde había dos piedras, ahora cuatro, y el camino era un un constante problema porque se bifurcaba sin avisar y se empeñaba en inclinarse a un lado y otro, el muy borracho, con lo que le había costado a él enderezarlo todo el día y ahora no había forma de andar por él a derechas. Vamos, que encontraba su casa de milagro.
Sin embargo sus hijas eran únicas para él, y las quería mucho.
Por eso, la noche que aquel jovencito tan simpático se ofreció a acompañarle hasta casa y le ayudó a entenderse con los dobles robles y los dobles caminos, una sensación de amistoso alivio y de confraternidad le invadió, y le hubiera dado un buen abrazo si no fuera porque ya iba un tanto abrazado a sus hombros para no caerse, con lo que su gesto de amistad habría pasado desapercibido.
El gigante se puso a cantar y su horrorosa voz hizo temblar el bosque. Un roble se cayó muerto de risa.
Suavemente, el jovencito, entre canción y canción, empezó a hablarle al gigante de cosas de la vida, de mujeres, del hogar, el amor, los pequeños gigantitos... y así, como si no dijera nada, de pronto le dijo que estaba enamorado de su hija.
La noche quedó en suspenso, horrorizada. El gigante, inmóvil.
- ¿No os equivocáis? - le preguntó al chico, es decir, a los chicos, porque el muchacho, como todo lo demás, se había vuelto torpemente doble y dos sonrisas bobas florecían en medio de sus carrillos blandos como miga de pan ahogada en un estanque oscuro. ¿Cómo le había podido parecer tan simpático aquel pedazo de masa sin forma que retorcía sus cuatro labios delante de él, como si la noche no se hubiera estupendamente estropeado?
- La quiero - dijeron los labios, y había algo tan serio, tan firme, tan definitivo, en los cuatro ojos verdes del chico, que el gigante se impresionó. Era verdad.
El gigante se rascó su nariz roja, pensativo. ¿Era un amor tan grande el que sentía aquel hombrecito, como el que les tenía él a sus pequeñas? Era imposible. Eran sus niñas, las había criado, nunca las había abandonado, las quería. ¿Era un amor mayor? ¿Quizá distinto?
Era la vida que llegaba por la noche, hermosa pero ladrona, pero hermosa, y se empeñaba en continuar partiendo corazones.
- Oh - contestó con un vahído. Se apoyó más fuerte en el brazo del chico y lo encontró firme y amable. Al fin y al cabo, tenía que pasar y más valía que al menos el pequeño gusano que se llevara sus tesoros fuera simpático, como aquellos dos gusanos que le sonreían - Y, decidme, ¿lo saben ellas?
Y continuó su tambaleo por el bosque apoyado en el hombro de los dos muchachos. Al fin y al cabo, se dijo, aunque aquellos dos muchachos se llevaran a dos de sus pequeñas, todavía le quedaría una soltera y la cosa no sería tan mala, se conformó y suspiró.

BLANKA-L 30/05/0723:54




VOTACIONES DEL TINTERO CCXCVII:
La paternidad.Se abren las votaciones durante todo el jueves.
Den 3, 2 y 1 voto a los relatos que más les gusten.
Buenas Letras a todos.

ANDRESNIPORESAS 31/05/0700:04



Voto así
Hablador.............................3
Blanka................................2
Nuki60................................1
Han sido interesantes todos los relatos. Gracias, generosos.

ASOMBRILLADA 31/05/0715:03



votos
HABLADOR 3
BLANKA-L 2
ANDRESNIPORESAS 1
¡Qué poquitos en esta ocasión!

gemmayla 31/05/0715:48



votaciones
Por los pelos pero he participado, así que tengo el derecho y el deber de votar. Voto pues:
3 Puntos - "El gigante" / BLANKA-L
2 Puntos - "Paternidad" / ASOMBRILLADA
1 Punto - "Carta del escritor a su hijo" / ANDRESNIPORESAS
Pocos pero bien avenidos. Un saludo de otro pobrecito hablador...

HABLADOR 31/05/0719:11



+ votos
Pues yo también puedo votar porque en el último pelo está la virtud, por eso los padres van distinguiendo mejor lo bueno y lo malo según van teniendo claro qué pelos son los que les quedan, los que más valen, los que siempre estarán con ellos. Ay señor, qué semana de barbaridades he tenido, casi como las reflexiones que hago. En fin, como dice mi antecesor Hablador, un saludo y encantada de estar aquí todavía, como pelo de cogote.
3) HABLADOR
2) NUKI60
1) ASOMBRILLADA
Mis cinco puntos esta semana son para GEMMAYLA. Cuatro con estremecimiento frío y perverso para Andresniporesas.

BLANKA-L 31/05/0720:05



Mis votos
Blanca-L 3 puntos....por su imaginación.
Gemmayla 2 puntos... por su carácter reflexivo
Andresniporesas 1 punto...por lo bien escrito.
Tengo ententendido que la máxima puntuación es de 3 puntos. ¿Es así?

nuki60 31/05/0720:57



Votos (desde el andamio).
Hablador.......................3 votos.
Blanka..........................2 votos
Nuki60..........................1
Ha sido interesante.

ANDRESNIPORESAS 31/05/0721:53




RESULTADOS O RECUENTO FINAL DEL t-297.
Hechos los recuentos correspondientes, salvo error u omisión, dan los resultados siguientes:
Ganadores ex aequo: BLANKA Y HABLADOR....12 votos.
Le siguen: el resto.
FELICIDADES A LOS GANADORES!!!!
Según la costumbre, poner tema de común acuerdo o bien un tema cada uno...estamos ansiosos por escribir dos relatos cada uno. :-)
Buenas Letras y buenas Noches.

ANDRESNIPORESAS 01/06/0700:07