lunes, 9 de abril de 2007

CCLXXXIX.- Tema libre

TINTERO CCXXXIX: Tema libre.Como el ganador JMLV no aparece, corre turno y como finalista propongo tema.
No hemos llegado a un acuerdo así que lo dejamos en TEMA LIBRE.
Cada uno que escriba sobre lo que prefiera. Tiene tiempo hasta las 24 horas del miércoles.
Buenas Letras a todos.

ANDRESNIPORESAS 31/03/0708:17




  • Días de sol
(Cursilada)Días de sol pasean por las playas de mi tierra, calentando arena y agua, como en las calendas de agosto; quizás un poco menos. A ratos, cuando alguna simpática nube algo subida de peso, paseando sus voluptuosas formas se cruza por medio, se llega a sentir el fresco, que del mar sopla la brisa y la agradece el cuerpo. Y con el día a mi espalda, pasean el día, las olas del mar, las nubes y hasta este pobre viejo; bueno, yo pasear no paseo, yo recapacito, reflexiono y, a veces, hasta pienso.
Descalzo llevo los pies por si las lenguas del mar les da por lamerme los dedos; y se atreven las muy osadas, no crean, aun faltándome al respeto que edad, bueno, casi como el mar tengo.
Sí, es bonito pasear por las arenas del mar, ya en primavera metidos, viendo al fondo conjuntarse cielo y mar y, aquí en la orilla, viendo las olas, como lenguas lamedoras queriendo besar la luna, subir y caer de nuevo, llena su boca de espuma blanca, de rabia por no conseguir un beso, deslizarse por la orilla escondiendo su vergüenza entre los poros de arena. A veces las ves subir y a la lluvia caer del cielo y en la mitad se saludan como viejos conocidos al volverse a encontrar; unas veces en el mar, otras en el desierto, las menos en montes y valles donde mas se necesitan, para beber, como riego del alimento del cuerpo o, para verlas pasar como ríos de esperanza hacia otros pagos que no tuvieron la suerte de ver llorar al cielo.
Camino despacio, hundiendo los pies en la arena, sabiendo que al volver ya no quedarán huellas de mi deambulante andar que, en el mar, doliente de alzheimer, no ha lugar para recuerdos. El problema, ironías de la vida, es que al volver de mi paseo, mi mente también olvidó lo que pienso. ¿Alzheimer? ¿Despreocupación? ¿Desidia? ¿Aburrimiento?. No lo sé, ni lo sabré, porque cuando ya se ha vivido tanto que los recuerdos no caben en la memoria, la pobre va y se bloquea y, entonces, ni entran nuevas vivencias, ni salen las que están dentro.
Días de tibio sol iluminan mis lentos pasos hasta el horizonte y vuelta. Y en el camino, agua de lluvia y mar, arena húmeda y salitre, aire fresco y poco más; suficientes ingredientes para aliñar las ideas que como un sueño, salen de mi anquilosado cerebro momentáneamente activado por el fuerte olor a vida que desprende el enamorado mar.
¡No pienso que es la tristeza lo que me lleva a escribirlo! Si alguien mirase mi cara, me vería sonriendo porque, la vida con toda su cruel realidad, nunca consiguió entristecer a un hombre que llega a viejo, por edad o por saber, porque los dos se hacen uno en el devenir del tiempo vivido.
Hoy soñaré que fui joven; je je, quizás se cumpla mi sueño.

INCONGRUENTE1 31/03/0714:00




  • DESCONFIANZA TOTAL
"Hoy antes de las ocho de la noche te mataré. Firmado: uno del foro escritores". El señor Andresniporesas leyó y releyó la extraña misiva escrita a máquina que alguien dejó aquella mañana en su PC, removiéndose inquieto en su butaca. -Puede ser un chiste -pensó- pero es también posible que no lo sea. Ya son las cinco de la tarde y aún me quedan tres horas para solucionar esta incómoda situación. Volvió a repasar la lista de sospechosos. Es decir: sus compañeros del foro. La señorita Galletas era muy frágil y muy tonta (aunque en muchos cuentos policiales una persona así es quien resulta ser el asesino). El señor Andresniporesas la creía incapaz de cometer de aquella complicada manera un asesinato: tenía un cerebro muy simple. El viejo Erkaytano, con sus 35 años en la empresa, era un tipo con bondad y siempre estaba dispuesto a ayudar inmediatamente a los demás. Imposible. Quedaban la señora de Sementerio y el señor Condedrako, con los que el señor Andresniporesas cerraba su lista de cuatro únicos sospechosos, ya que no había mayordomo. -Esto de andar investigando un asesinato antes de que muera la víctima me pone muy nervioso- pensó Andresniporesas. -Y más todavía si la víctima soy yo- pensó cinco minutos después. Cerca de las seis y media la señora de Sementerio solicitó permiso para retirarse antes, por encontrarse afiebrada. Quedaba entonces como último sospechoso (o sea, como seguro homicida) el señor Condedrako. Joven, fuerte, lacónico, era el único que podía competir con él para ocupar el cargo de jefe del foro el próximo mes. Sobrados motivos tenía el señor Condedrako para cometer el crimen.
Un hilillo de sudor le corría por la frente al señor Condedrako, apenas hubo leído por vigésima vez el curioso mensaje que alguien había depositado aquella mañana sobre su mesa del PC, y además tiene la gentileza de avisarme- alcanzó a pensar: "Hoy antes de las ocho de la noche te mataré. Firmado: un compañero del foro". También por vigésima vez el señor Condedrako se aseguró que el Día de los Inocentes estaba lo suficientemente alejado, y también recorrió con la vista los escritorios donde trabajaban sus únicos sospechosos. -Menudo dilema. ¿Justo a mí me eligieron como la víctima de este cuento? El señor Erkaytano estaba tomando un cafecito. Erkaytano era un santo: siempre lo había sido. Era incapaz de matar una mosca en la sopa, y por eso tomaba café. Por otro lado, la señora de Sementerio se habría de retirar temprano con una ligera indisposición. La señorita Galletas -siguió pensando el señor Condedrako en voz baja- la señorita Galletas y un muerto eran lo mismo, en cuanto a sus posibilidades para encarar cualquier empresa que, como un asesinato, exigiese un mínimo de iniciativa. Quedaba Andresniporesas. -He de cuidarme de él en estos sesenta minutos que faltan para las ocho de la noche (musitó el señor Condedrako), mientras se disponía a simular que trabajaba, sumido en una tensa y expectante vigilia.
Acababa de retirarse el último del foro, excepto los señores Condedrako y Mastronardi. Eran las ocho menos cuarto. Poco a poco ambos fueron interrumpiendo sus respectivos y simulados trabajos y comenzaron a mirarse de reojo sin decir palabra. Indiferentemente. Inexpresivamente. Se levantaron de sus asientos, y caminaron muy lentamente el uno hacia el otro. Ambos sabrían defenderse en el momento preciso porque cada uno de ellos había comprado, aquella mañana, una pistola. -No soporto más esta tensión -pensó Andresniporesas- , prefiero matarlo yo. El señor Andresniporesas sacó su pistola y disparó. Una milésima de segundo antes, el señor Condedrako había pensado: "Ya saca su pistola, Es hora de defenderme". El señor Condedrako sacó su pistola y disparó.
-Misión cumplida- fue lo único que exclamó complacida la señorita Galletas, allá abajo en la avenida, cuando escuchó dos disparos que se perdieron en las

PENSATIVO 31/03/0719:29



  • Mosqueo.
Busco en el diccionario el verbo "mosquear" . Además de significar "espantar o ahuyentar las moscas", se dice referido a una persona "responder y redargüir resentida y como picada por algo". La forma verbal pronominal o más bien reflexiva, "mosquearse", viene a ser aquello de "quien se pica ajos come".
La crispación y el mosqueo general me mueven a recurrir al diccionario. Para mi, el "Maria Moliner" es como la Santa Biblia. Otros se aplican al cuento de memorizar los precios de un litro de leche en envase tetrabrik para que no les recriminen que en las burbujas de impunidad, hérmeticas y aisladas del exterior, en la que les sirven cafés a setenta y dos céntimos a unos, puede que les obsequien gratis el carajillo a otros. El carajillo que se sepa no lleva leche, pero puede que agrie un tanto el caracter del que lo toma a primera hora de la mañana.
El mosqueo se respira y se vive en todas partes. Uno ya no sabe bien, si es por el carajillo, la leche o el café. Si dices a alguien que lo que te tiene endemoniado a rabiar es la subida de los intereses de la hipoteca, te argumentan, te redarguyen -¿se podrá decir ésto asi? -que la culpa es tuya y solo tuya por comprarte un piso en estos tiempos que corren. Si tímida y pacatamente osas decir que los sueldos mil euristas y ochocientoeuristas te amargan la existencia el tercer día del mes incipiente, te arriesgas a que te tilden de pringado, tonto o algo mucho peor, cenutrio, zoquete y lerdo. Si un día te has levantado algo ufano y a los colegas les espetas que te preocupa más el terrorismo foráneo que el nacional, que te preocupan más las guerras internacionales ilegales e indiscriminadas que las escaramuzas, refriegas y disputas de los gamberros, libertinos e incívicos de turno, te expones a pagar tu solito la cuenta de las cañas y los cafeses. Puede incluso que el dueño del bar te niegue el derecho de admisión.
Airear los mosqueos particulares y propios es de muy mal gusto. Por tanto me abstengo de exponer aquí qué me tiene espantando moscas con la espumadera de freir los huevos o espumar el caldo, a falta de un instrumento más apropiado. Con decir que no dispongo de uno, ya se pueden figurar ustedes lo poco preparada que vengo para la vida moderna. Pero, reconozco que no me siento ajena a esta epidemia o pandemia mosqueante y sucumbo al istmo de sus fauces a pesar de mi talante budista que algunos mal nacidos tachan de progre.

gemmayla 02/04/0712:29




  • Tinta de pulpo.
Existe una clase de vulgaridad sangrante a la que no puede servidor dar cobijo sin entrar en un estado de gelatinosa miseria, se trata de la mía propia. Cuando eso ocurre decae uno, muere un poco mi persona en beneficio de las multitudes con las que éste que escribe cohabita en su interior y pugnan por el control de mis actos. Perderse de esta manera es una verdadera pena, pero lo otro, es decir, mantener a codazos el dominio de una manifestación personal a la que le debo cierto gozo frente a ingentes y grimosas cantidades de posibles y competitivas identidades que pueblan dentro de mi persona agota un huevo.
Los usos sociales resultan cansinos y detestables para quien apenas tiene fuerzas suficientes con las que terminar el día sin darse mucho asco. Entre pitos y flautas, si uno se deja llevar por ellos, al meterme en la piltra acaban por darme las tantas vacío de material con el que pasar cuentas a la metafísica o, según las épocas, en su defecto, a la cosmogonía. Por si eso fuera poco, el metabolismo al que está uno empadronado empieza a exigir atenciones que hasta hace poco mi menda daba hechas por mano natural y como cosa gestionada en el hipotálamo, ese lugar estupendo del cerebro con el que uno siempre ha tenido un intenso romance y en el que tanto trámite orgánico yo había delegado. Si ya es triste desperdiciar tiempo valioso escogiendo entre mis harapos algo armonioso y limpio que ponerme para formar parte con disimulo del marasmo urbano, más penoso es aún arrojar gran parte del horario destinado al ocio al sumidero infecundo de la digestión. Quien la tenga buena y no sepa lo que hay que pagar a Cronos por un zurullo bien tramitado, que la conserve con mimo, aunque eso también lleva su tiempo haciendo alquimia en la cocina.
Lo mejor que le puede pasar a cualquier apasionado por la contemplación, el misticismo y la libertad es tener dinero, mucho, y además obtenerlo de manera fácil. Como esto sucede en contadas ocasiones, a quien le ocurra duda uno bastante que se entretenga en leer chuminadas del estilo presente. Lo más probable es que estas letras estén desfilando ante ojos plebeyos y sometidos a la prisión de la rutina, vistas cansadas acostumbradas a la reiteración, sensibles al mal entendido si algo se escapa a lo repetitivo. Se espera que, aún así, sepan ver en el que escribe también a un hermano, a un amigo, al colega de galeras. Servidor es, en definitiva, el prójimo y no amarme como se amarían a ustedes mismos es un pecado muy grande. Somos, pues, compañeros de cordada, la misma cadena nos sujeta por los tobillos al jergón de la mediocridad.
A algunos esto no supone motivo de preocupación ninguna, y bien que hacen si de esta manera son felices, sigan a lo suyo, que la vida es breve, cosa de cuatro días, dos configurando el móvil y uno rezando. Del que queda, de su capa harán un sayo y eso será lo que les haga sonreír a la hora de dar el último suspiro. Mientras tanto, si observasen que hay quien no les imita y ven sacar limas escondidas entre la miga de una baguette, de un pastel, o incluso del culo de un pavo, hagan como que disimulan, contengan el vocerío y no den la alarma. Permitan la fuga y achanten la mirla.
Si no entiende alguien lo que servidor dice, la culpa será siempre del remitente, no se alteren sus personas, mantengan la calma. No pidan explicaciones a quien no se las pide a ustedes, existen motivos para todo. Los leones reinan, las gacelas corren, los elefantes recuerdan, los mandriles se la pelan, el cóndor pasa, el cuco no hace nidos, las hienas ríen y los cocodrilos lloran. Muy pocos de los que se fugan escapan al cautiverio, casi todos mueren en el intento o, en el peor de los casos, son capturados de nuevo, reciben azotes y son castigados con saña para quitarles empuje y que se les pierda el ansia de encontrar otra forma mejor de pasar la vida. Uno, detrás del alambre de espino, es consciente de esto que dice, lo sabe, lo piensa y recuerda a pesar de todo que Kambi Bolongo quiere decir Río.
http://www.laurachenoweth.com/albums/india/roots.j...

SEMENTERIO 03/04/0700:48




  • Los motivos de Robinson Crusoe.
He esperado este momento con intensa ansiedad. Pocos saben la verdadera historia de Robinson Kreutznaer y casi todos ignoran el motivo de su aislamiento en la isla.
Nunca hubo tal naufragio. Robinson Kreutznaer fue un médico ingles de reconocido prestigio. Sus experimentos innovadores le llevaron a enfrentarse a los colegas académicos más prestigiosos.
Entre sus opositores hay que destacar al Doctor Tilman, eminente por sus estudios con las mariposas. En cambio el doctor Robinson destacó por sus conocimientos en alergias, enfermedades pulmonares y gripes estacionales.
Las teorías de ambos doctores fueron motivo de enfrentamiento y controversia en la Real Academia de Medicina de modo que llegaron a crear enemigos permanentes y hasta insidiosos. El doctor Tilman hizo correr la mendaz historia de que Robinsón tenía relaciones amorosas interesadas con su ayudante con la que experimentaba sus vacunas no autorizadas.
Robinsón retó a Tilman a un duelo a primera sangre con espada, puñal y camisa blanca para lavar las afrentas a su honor.
Perdió Robinson y el castigo que le impuso Tilman fue que tomara un barco que iba con destino a las islas del Océano Atlántico. El doctor Tilman le entregó en secreto al capitán del barco un pergamino sellado con las condiciones que no debía abrir hasta el décimo día de navegación.
Llegado el día décimo, el capitán entró en su camarote y se dispuso a romper el sello del pergamino. En eso momento sonaron unos golpes en la puerta. Era Robinson. El capitán le leyó el pergamino cambiando el contenido: "Cuando llegue a la isla de Selkirk deberá tomar unas muestras de polen y conservarlas hasta el final del viaje". Todo mentira. Pero un caballero inglés como Robinson no podía, no debía, poner en duda las palabras del capitán.
Al llegar a la isla Selkirk, Robinson lo dispuso todo para conseguir las muestras, pero el capitán sabía que Robinson debía quedar abandonado sin su consentimiento. Cuando Robinson estaba enfrascado en su tarea de búsqueda de muestras, el barco zarpó y Robinson quedó solo en la isla solitaria.
Esta historia jamás se ha sabido y el motivo de que yo la conozca es porque en un cofre que ha pasado de padres a hijos, como un tesoro, hay un pliego que da cuenta detallada del suceso. Sólo un familiar, antepasado mío, también doctor, el famoso Daniel Defoe escribió la historia del doctor Robinson pero la noveló callando las verdaderas causas para salvar el honor de la familia.
El secreto ha permanecido hasta hoy 288 años oculto, tal como lo dispuso el Doctor Robinson Kreutznaer, más conocido como Robinson Crusoe.

ANDRESNIPORESAS 04/04/0713:09




  • La Mala Suerte de Sara.
Por dos veces estuvo a punto de perder el equilibrio, no es que estuviera muy borracha pero el movimiento del barco no le ayudaba precisamente a conservar la estabilidad sobre las piernas. Se sentó en el frío suelo y colocó la botella entre los muslos, con un ademán brusco se apartó el cabello que le tapaba los ojos y con la mano se secó las mejillas mojadas y la nariz. Se sentía herida y enrabiada con el mundo, se preguntó cual de todos los pecados capitales había cometido para que toda la suerte que otros disfrutaban le diese a ella la espalda continuamente. Miró hacia el oscuro cielo y el estómago le dio un vuelco ¡maldito Richard y malditos todos! Como pudo, logró incorporarse y llegar hasta la barandilla del barco antes de comenzar a vomitar.
Hacía tres años que Sara se había quedado sola con un hijo al que mantener y un alquiler que pagar, no había trabajado nunca y su ex-marido no estuvo por la labor de pasarle lo indispensable para dar de comer a su hijo. Los trabajos no abundaban en aquella ciudad y a los pocos meses tuvo que ver como los asistentes sociales se hacían cargo del pequeño. Al niño le prometió que pronto volvería con ella pero los dos supieron al despedirse que no cumpliría esa promesa. Sara no había sido nunca una mujer luchadora y aunque no había querido reconocerlo ante los demás, en su interior guardaba el convencimiento de que aquella responsabilidad le había pesado demasiado en el poco tiempo en que dependió de ella. Fue por aquel entonces cuando comenzó a tomar pequeños sorbos de anís para animarse, necesitaba un estímulo para desenvolverse en aquella jungla de trabajos poco remunerados en los que pronto tuvo que aprender a callarse y a obedecer.
Conoció a Richard en un bar turístico del puerto donde ella servía copas, a él se le notaba que manejaba dinero y cuando le propuso que se fuese a correr mundo con él, no se lo pensó dos veces. Habían navegado por todo el mediterráneo a bordo de un gran yate de recreo con dos camarotes y un salón decorado con maderas barnizadas y muebles de lujo, visitaron los mejores restaurantes y Sara llenó un armario con vestidos de las mejores firmas del momento. En la intimidad su vida no había mejorado mucho, Richard era vicioso, jugador y la mayoría de las noches las pasaba borracho tendido entre sus brazos.
Aquella noche había aparecido con una nueva amiguita y sin contemplaciones la había echado del camarote avisándola, mientras intentaba mantener el equilibrio, que a la mañana siguiente no quería volver a verla en el barco. Sara, un tanto recuperada después de echar parte del alcohol que inundaba su estómago bajó al camarote del capitán, éste no era muy diferente de su patrón y apareció tras la puerta con una sonrisa bastante cínica, estaba acostumbrado a estas escenas. Sara le conminó a que la ayudara, no tenía un maldito lugar donde ir sin el dinero de Richard. La mirada que él le dirigió señalando hacia su cama y la sonrisa torcida del hombre acabaron con su paciencia, agarró lo primero que encontró al alcance de la mano y se lo arrojó a la cara, empezó a romper todo lo que encontró lanzándolo al suelo, el hombre la detuvo sujetándola por las muñecas y ella comenzó a llorar de nuevo. El yate, mientras tanto, seguía balanceándose por el alto oleaje que llegaba hasta el puerto.
Apenas hacía un rato que había amanecido cuando Sara salió de aquel barco con unas cuantas ropas que consiguió meter en una maleta y un puñado de billetes que Richard, más sereno ya, le había entregado antes de despedirla definitivamente. Ahora se encontraba frente a una ciudad extraña donde sus gentes ni siquiera hablaban el mismo idioma que ella y no pudo evitar que una oleada de desamparo envolviese todo su cuerpo haciéndola estremecer a pesar de que ya apuntaban los primeros rayos de sol en lo que sería un día caluroso de verano. Tenía suficiente dinero para volver a la ciudad donde había vivido siempre, allí donde su hijo la esperaba en un frío internado aprendiendo a valerse por sí mismo. Esta idea duró poco tiempo en su cerebro, Sara miró los billetes, recordó el tiempo pasado y sacudió la cabeza. Lentamente empezó a caminar adentrándose paso a paso en aquella ciudad desconocida, durante el largo trayecto y mientras arrastraba la maleta sus labios no dejaron de moverse, tal vez murmurando razones para sí misma.

SONETODECUERDA 04/04/0718:29




  • Poema Bomba.
Una Bomba revienta al dueño de los Almacenes IKEA en una cena con el Presidente de la Junta de Andalucía y aquí no ha pasado nada.
Los dos grandes magnates en la cena Celebraban felices un negocio, Langostinos, truchas, berenjenas, Y estalló una lasaña entre los socios.
Y los dos potentados reventaron Y sus tripas quedaron en la mesa Mezcladas con caviar y con cerveza Y los huevos de pascua que cuajaron.
Un olor a muy densa porquería Desató sus encantos más temibles En el buffet de berenjenas frías
Y en el estrado de la barra libre. Fuera acaso un hecho ya imposible Que sucediese, y en Andalucía.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero.

Escritorcillo 04/04/0719:16




Re:Los motivos de Robinson CrusoeRespuesta a: Los motivos de Robinson Crusoe"Aquello a lo que se agarra el náufrago cuando se ahoga, eso es la realidad"
(Ortega & Gasset)
http://www.youtube.com/watch?v=RxGqrEq002s

SEMENTERIO 05/04/0716:00